
Redactar no es una tarea
fácil, y es, sobre todo una práctica que se adquiere con la experiencia, siendo un lector activo, un escritor
empedernido y profesando gran amor por las letras. Aunque muchos de nosotros no
somos expertos, existen algunas pautas indispensables a la hora de sentarnos a
redactar un texto.
Aquí te damos algunos consejos
Lo primero y más importante se trata de la selección del tema, búsqueda de información, elaboración de un bosquejo, redacción de un borrador, revisiones, redacción definitiva.
Lo primero y más importante se trata de la selección del tema, búsqueda de información, elaboración de un bosquejo, redacción de un borrador, revisiones, redacción definitiva.
Después, es muy importante
saber ¿Qué quiero decir?, ¿cómo quiero decirlo?, ¿para qué asignatura es?…
Estas y otras preguntas son las que nos debemos hacer antes de ponernos a
escribir. Lo principal es que tengamos muy claro de qué vamos a hablar antes de
empezar, para que la redacción no se nos complique y acabe siendo liosa. Hacer
un esquema con las ideas principales y secundarias del texto y lo que va en
cada tema o lo que no se nos puede olvidar contar, nos va a ayudar a
organizarnos.
Si el texto que vamos a escribir no es solo para nosotros, entonces debemos
pensar en el lector. Hay que intentar que nos entienda, por ello escribir
frases cortas y olvidarnos de interminables subordinadas. Trasmitir de forma
sencilla y concisa la idea siempre dará buen resultado.
Un adjetivo bien usado ayuda
a describir lo que queremos decir. Da color al texto. Pero no nos dejemos engañar por su apariencia inocente de
complemento del sustantivo, no. El adjetivo es un ente malvado que crea
adicción y convierte cualquier texto sencillo en una rimbombante compilación de
palabras llenas de florituras, que trasmiten imágenes repelentemente cursis.
La construcción del lenguaje
hablado y del escrito son diferentes. La
redacción de un artículo periodístico o de un trabajo para la universidad
no puede ni debe ser un texto literario, pero tampoco una conversación con los
colegas. Tanto si nos decidimos por un estilo distendido, uno más neutral o uno
de carácter académico, debemos cuidar que las frases no sigan el patrón de una
conversación, sino el de una redacción. Cada frase debe tener sujeto, predicado
y los complementos necesarios, y cada idea debe estar enunciada y concluida,
sin que se quede nada en el aire.
El lector necesita respirar
y comprender. Nosotros necesitamos concluir las ideas, enumerarlas,
explicarlas. Puntuar correctamente es indispensable para redactar bien y además
nos ayuda a organizar nuestros pensamientos para que el texto no sea caótico.
Escribir maravillosamente es
un arte reservado a unos pocos afortunados, pero escribir bien y de forma
correcta lo podemos hacer todos y la buena noticia es que como mejor se aprende
es leyendo y practicando. Además de fácil, divertido. ¿Qué más se puede
pedir?
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